La media hostia ahora es Scientia Futura

Los dioses son seres frágiles

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¿Cristianismo o Islam?

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Difícil elección... o, bueno, no tanto...

Visto en LOL god.

La Virgen María también orinaba

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Visto en el irreverente LOL god.

¡Peor aún que la astrología!

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Teoría del pene

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Alejandro Rozitchner



La prueba de que la naturaleza no posee la maestría que nuestra emoción quiere a veces adjudicarle es la existencia de ese ridículo pedacito colgante, órgano externo y bamboleante, ridiculez paradójica que quiere representar el poder de la virilidad y pone en evidencia en cambio la volubilidad y la fragilidad del macho. Es que parece absurdo: ¿qué es ese pedacito en vaivén —mal planeado, prueba de la inexistencia de Dios—, esa colgadura desasosegada, ese bobezno habitante de calzoncillos, cuando no flotador golpeteante de las carreras en estado de desnudez? Si hasta podría esbozarse una teoría según la cual el paso de la desnudez primaria al estado de cultura hubiera obedecido a la simple compasión por el caidito que causaba gracia y pena.

Hemos acentuado el vigor de su erección, y es cosa inobjetable, sensibilidad extrema, fuerza convencida y gozosa de sí, poder procreativo, etc, pero en su existencia corriente el flácido es un poco demasiado vulnerable, digamos la verdad. Ni hablar de las sacudidas que la mayor parte de los hombres le infligen después de orinar para largue la última gotita: si no fuera tan universal ese gesto sería un hallazgo cómico. Detrás de cada gesto adusto, de cada rostro cargado de importancia, hay un ridículo pedacito de carne desilusionado. Para producir esta imagen de contraste la simbología popular ha hecho mucho hincapié en el culo como cosa abochornante, verdad defecante capaz de contraponerse a la espiritualidad de la personalidad, y de ponerla en evidencia como falsa, movimiento vulgarizador justificado sólo en los casos en los que sirve para denunciar alguna actitud hipócrita. Pero es en el pene en donde la personalidad ofrece un frente distinto. El culo está atrás, es la espalda animal del sujeto organizado, pero el pene está adelante, y es un incongruente pedacito de animalidad desencontrada.

Nada que ver con una extremidad: con un brazo, con una pierna, músculo, tendón, dedos, habilidades infinitas. El dedo único del pubis es un apéndice con un solo movimiento automático. Su obediencia a la voluntad es extremadamente relativa, pudiendo sólo intentarse darle órdenes por vía indirecta o imaginaria. Aun en el caso de la micción, el tipo de orden —o sugerencia— que se le dirige, es indirecta, en este caso a causa de su dependencia de otro órgano guardado en el interior.

Más en 100 Volando.

¡Arriba las manos, origen del hombre!

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Si Jesús hubiese usado Twitter

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Sol de medianoche

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¿Algún día te has preguntado cómo serían uno de esos días cerca del círculo polar en los que el sol no llega a ponerse? Esta bellísima secuencia vista en 9GAG te dará una idea.

La última cena gay

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Dios es unos calcetines

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Visto en LOL god.

La última moda en terrorismo internacional

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La abstinencia sexual es casi completamente efectiva

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A no ser, claro está, que llegue una paloma cachonda en el momento menos indicado... Visto en 9GAG.

iQaeda

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El reproductor multimedia favorito del extremista musulmán. No te acerques demasiado, ¡su música es explosiva! Visto en 9GAG.

Ateísmo Catastrófico

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Damon Linker



Hace sobre dos años escribí un ensayo para TNR en el que criticaba a los así llamados nuevos ateos —principalmente Sam Harris, Daniel Dennett, Richard Dawkins y Christopher Hitchens—. Pocos meses después continué con una crítica al Religulous de Bill Maher. En ambos casos mi punto de vista era político. Había, argumentaba yo, algo profundamente anti liberal en la intolerante hostilidad de los nuevos ateos hacia las creencias espirituales de sus ciudadanos hermanos. Lo sigo creyendo, algo que los lectores de mi nuevo libro descubrirán. Cuanto más leo y pondero los escritos de esos nuevos ateos, más me encuentro a mí mismo rechazándoles por motivos fundamentales.

Para explicár por qué, permítanme llevarles a un artículo reciente de Kevin Drum en respuesta a un poderoso ensayo del teólogo David B. Hart. Para saber más de mi complicada historia con Hart, siga leyendo. El ensayo de Hart despreciaba irritado a los nuevos ateos por dos defectos. El primero, parecen no tener intención de enfrentarse a, o incluso intentar entender, los serios argumentos filosóficos de la tradición teológica cristiana. Segundo, parecen no estar en absoluto atentos a todo lo que se ha ganado —culturalmente y moralmente— con la llegada del cristianismo y desprecian todo lo que se perdería —de nuevo cultural y moralmente— si desapareciera del mundo.

Como respuesta, Drum desprecia e incluso se burla del intento de Hart de trazar una adecuada y rigurosa toma en cuenta de Dios con la que típicamente se enfrentan los nuevos ateos. Y eso lleva al corazón de mi problema con Drum y con el resto de los nuevos ateos. Hacia el final de su artículo Drum responde e los esfuerzos de Hart de resaltar la influencia positiva de la cristiandad escribiendo que «escribir someramente que el Cristianismo reconforta o es práctico —asumiendo que crees eso— es ya difícil, primero hay que demostrar que es cierto». Y sin embargo es exactamente lo que Hart está intentando hacer en los pasajes de su libro que Drum desprecia y de los que se burla. Pero dejemos eso de lado.

Lo decepcionante es cómo de corto se queda Drum a la hora de descubrir el punto culminante del ensayo de Hart, el cual para mí es este. Las sentencias «es cierto que Dios no existe» y «es bueno que Dios no exista» son proposiciones distintas. Y aún así los nuevos ateos las mezclan indiscriminadamente. Pero hay una nueva forma de ateísmo posible, legítima y —en opinión de Hart— admirable. Llamemosla Ateísmo Catastrófico, en honor a su primer y más grande campeón, Friedrich Nietzsche, quien escribió en un arrebatador pasaje de su Genealogía de la Moral que «el ateísmo honesto e incondicional es... la inspiradora catástrofe tras dos mil años entrenándonos en la búsqueda de la verdad, al final prohibiéndose a sí misma en la mentira de la creencia en Dios». Para el ateo catastrófico, la existencia de Dios es terrible por lo cierta.

Por supuesto Hart preferiría ese tipo de ateísmo catastrófico. En el fondo es un creyente. Pero el caso es que un gran numero de ateos han tomado una posición similar. Tómese como ejemplo al físico Steven Weinberg. En su libro de 1977 sobre el origen del universo Los Primeros Tres Minutos, Weinberg se lanza a afirmar que «cuanto más comprensible parece el universo, menos sentido parece tener». Cuando algunos de sus cosmólogos amigos objetaron la elección de estas palabras, acusándole de expresar, aunque sea implícitamente, una forma de nostalgia del mundo no científico, Weinberg admitió una forma de nostalgia, la «nostalgia de un mundo en el que los cielos declaran la gloria de Dios». Asociándose así con el poeta del siglo XIX Matthew Arnold, a quien le gustaba retratar la fe religiosa en retirada ante el progreso científico como ante las olas del mar, y afirmaba detectar «una forma de tristeza» en esa «furia extensa y melancólica». Weinberg confesaba su propia pena al dudar de que los científicos encuentren «en las leyes de la naturaleza un plan preparado por un creador siempre pendiente en las cuales el ser humano juega un papel especial». Cuando se trata de Dios, lo que Weinberg cree cierto y lo que desearía que fuese cierto simplemente no coinciden.

Nietzsche y Weinberg no son los únicos ateos catastróficos. El poeta Philip Larking rechazaba creer en Dios pero al tiempo reconocía que una vida vivida pensando en la extinción segura que nos aguarda es difícilmente soportable. El escritor Eugene O'Neill parece pensar que una vida despojadas de ilusiones, incluso las teológicas, sería insoportable y nos llevaría a la desesperación y a la locura. Y luego está el caso más bien extremo de Woody Allen.

El punto no es que el ateísmo invariablemente nos lleva a una visión trágica del mundo. Otro de los héroes ateos de Hart, David Hume, parecía pensar que es perfectamente posible vivir una vida feliz y decente como no creyente. Aún así los nuevos ateos parecen desesperadamente opuestos a incluso considerar la posibilidad de que hay inconvenientes en romper con la visión teísta del mundo. En lugar de explorar los complejos y fascinantes desafíos existenciales que implica intentar vivir sin Dios, los nuevos ateos maleducadamente insisten, normalmente sin argumentos, que el ateísmo es un glorioso y nada ambiguo beneficio para la humanidad, individual y colectivamente. No parece haber decepciones en las páginas de sus libros, luchas internas o el sentido de una pérdida. ¿Están ausentes porque los autores viven en un mundo espiritual distinto al de los ateos catastróficos? ¿O es la elección estratégica de ignorar las dificultades de no creer, o la quizás razonable asunción de que un un país hambriento de motivaciones espirituales el único ateísmo viable es el que promete una vida tan plena como la del creyente? En cualquier caso, la estudiada insociabilidad de los nuevos ateos puede llegar a parecer casi cómicamente superficial y poco seria.

Así que, por todos los medios, rechácese a Dios, pero no pretendase que la verdad de su no existencia implica necesariamente que ésta sea buena. Porque no lo es.

Visto en The New Republic.

Jesús es la polla

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Más fallos épicos en Como se les ocurre.

No es lo que parece, cariño, puedo explicarlo todo

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El láser cumple 50 años

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Redacción



Hace cincuenta años, un ingeniero de 32 años llamado Theodore Maiman encendió un aparato en los Laboratorios de Investigación Hughes en California, y observó pulsos de luz que surgían de un cristal de rubí rosa.

Fue un eureka geek: el momento en el que nació el láser. Y el mundo cambiaría para siempre. Pero no al momento.

Cuando se anunció el gran invento de Maiman, la respuesta fue básicamente «¿Doh?» cuando la gente intentó imaginarse qué era y qué uso podría dársele. Esto fue rápidamente seguido de un «¡Eek!» cuando apareció la prensa con algunos titulares atemorizantes.

«Hombre de L.A. descubre el rayo de la muerte de la ciencia-ficción», decía uno, recordando el espítiru de la época de la década de 1960, cuando la Guerra Fría se mezclaba promiscuamente con películas de serie B sobre alienígenas.

Desde entonces, el láser ha revolucionado la vida. Trae, envía y almacena datos en vastos lotes a la velocidad de la luz, mide materiales y los corta con precisión submilimétrica.

Puede encontrarse en cosas tan cotidianas como los lectores de códigos de barras del supermercado —el primer objeto escaneado fue un paquete de chicles Wrigley en 1974— así como en la alta tecnología de bombas inteligentes, miras de francotirador, óptica adaptativa en telescopios astronómicos e investigación en fusión nuclear, la energía limpia definitiva.

Los lásers controlan tus reproductores de CD y DVD. Crean hologramas y espectáculos de luz.

Posiblemente marcaron, cortaron y soldaron las partes de tu coche. Alisan tus arrugas, acaban con algunos cáncer y podrían ser capaces de corregir tu miopía.

Y si estás leyendo on-line este artículo, piensa que los lásers lo han llevado hasta ti —más de un millón de lásers dan vida a Internet, lanzando terabytes de datos a través de fibra óptica.

«La historia del láser es increíble», dice Tim Holt, director del Instituto de Fotónica en la Universidad de Strathclyde en Escocia, en una entrevista.

«Junto con el circuito integrado, el láser ha sido la tecnología más revolucionaria de los últimos 50 años». El camino conceptual que lleva al puntero láser estándar empieza en el cerebro de Albert Einstein.

En 1917, Einstein propuso la teoría de la emisión estimulada, en la cual un fotón, o partícula de luz, provoca que un átomo excitado emita un fotón idéntico.

No fue hasta 1953 cuando el físico estadounidense Charles Townes pusiera el fenómeno a prueba, con un máser —Amplificación de Microondas mediante Emisión Estimulada de Radiación— en la cual las microondas se usaron como excitadores del átomo.

Townes y su colega, Arthur Schawlow, tuvieron entonces la idea de usar luz visible en lugar de microondas, aunque fue Maiman el que hizo que funcionase la idea. «Luz» reemplaza a «microondas» en el acrónimo, y la palabra láser entró en el vocabulario.

El primer rayo láser fue amplificado mediante una vara sólida de rubí, pero en unos meses fue seguido del láser de helio-neón, ideado por los Laboratorios Bell rivales, también en 1960.

En 1962 llegó el primer avance práctico, un láser hecho de un diodo de arseniuro de galio, cuyos principios proporcionan la columna vertebral de los pequeños dispositivos láser comerciales actuales.

Se han otorgado más de 10 Premios Nobel por investigaciones en láser, tanto en trabajo conceptual como en usos prácticos de pulsos láser para almacenamiento y transferencia de datos.

Hoy, la vanguardia de la investigación es el láser de femtosegundos, en el cual lásers ultra-rápidos alteran el espín de los electrones en átomos individuales para proporcionar un almacenamiento más compacto y denso en discos duros.

Un prototipo de láser de femtosegundos fue probado el año pasado por un físico francés y fue capaz de recuperar datos en una ráfada de apenas una billonésima de segundo, un rendimiento que podrían acelerar notablemente el rendimiento de los actuales discos duros en hasta 100 000 veces.

«Los lásers nos han dado un paso adelante en nuestra capacidad que es realmente asombroso», dice David Hanna, profesor de opto-electrónica en la Universidad de Southampton en Inglaterra.

«Sus posibilidades aún no se han digerido ni agotado por completo, ni se hará en un largo futuro por llegar».

Visto en Ciencia Kanija.

A veces el pecado contagia a la iglesia

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Unas 200.000 personas se congregaron ayer en la Plaza de San Pedro del Vaticano para manifestar su cercanía a Benedicto XVI y a los sacerdotes en general, en estos momentos difíciles para la Iglesia provocados por los escándalos de algunos clérigos.

En su alocución durante el rezo del Regina Coeli, el Papa no utilizó en ningún momento tonos victimistas: «El verdadero enemigo que hay que temer y combatir es el pecado —dijo—, el mal espiritual que a veces, por desgracia, también contagia a los miembros de la Iglesia».



Convocados por el Consejo Nacional de las Asociaciones Laicales, los peregrinos comenzaron a llegar a primeras horas de la mañana al Vaticano procedentes de toda Italia en autobuses y trenes. Una enorme pancarta destacaba en la plaza con cuatro palabras: «Juntos con el Papa». Entre los presentes se encontraban también parlamentarios y políticos de diferentes regiones y ciudades italianas.

«Queridos amigos», les dijo el Papa hablando desde la ventana de su estudio sin poder ocultar la conmoción: «Es hermoso ver hoy esta multitud en la Plaza de San Pedro, así como ha sido emocionante para mí ver en Fátima a la inmensa multitud», afirmó, en referencia al viaje que ha realizado del 11 al 14 de mayo a Portugal.

«Hoy demostráis el gran afecto y la profunda cercanía de la Iglesia y del pueblo italiano al Papa y a vuestros sacerdotes, que diariamente os atienden, para que en el compromiso de renovación espiritual y moral puedan servir cada vez mejor a la Iglesia, el Pueblo de Dios, y a cuantos se dirigen a nosotros con confianza», declaró el Pontífice.

Visto en La Razón.

Jesús tiene los ojos de "su padre"

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«Sí, seguro...»

Visto en LOL god.

Jesús resuelve problemas

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Nadie ha dicho que nos refiramos a los tuyos, claro. Visto en LOL god.

Dios no es más que un niño

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Magistral siempre Andrés Diplotti para La pulga snob.

El Dios dominguero

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«Hijo, no importa lo que te hayan enseñado en clase de ciencias. Recuerda que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios.»

Visto en LOL god.

Los curas no duermen pensando en ovejas

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Si queréis arruinar vidas hacedlo bien, cojones

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Jesús ha vuelto a por tu cerebro

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«Murió por tus pecados. Ahora vuelve a por tu cerebro.»

Visto en el Tumblr de Mediotic.

La eucaristía con cerveza y Pretzels

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Mucho más divertida ¿no? Visto en LOL god.

La muerte apoya las tropas de todos

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¿Cuánto hace que hay pedofila en la Iglesia Católica?

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En serio... el tema este... en realidad ¿cuánto tiempo hace que ocurre y nunca hemos sabido nada hasta ahora? Visto en el Tumblr de Mediotic.

Putas manzanas, ¿cómo coño funcionan?

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La pregunta que Isaac Newton nunca fue capaz de responder. Visto en 9GAG.

Dos padres son mejores que ninguno

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¿Deberían los homosexuales tener el derecho a adoptar niños? Espera, es una pregunta retórica, ¿verdad? Visto en 9GAG.

Elvis está vivo

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Consecuencias del matrimonio gay

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«Dos gays se casan»

«Rusia nos invade»

«La familia como institución se derrumba»

«Los casquetes polares se derriten»

«Armageddon!!!»

Claramente, la única consecuencia de que dos gays se casen es que dos gays se casan.

Una gráfica de GraphJam vista en el Tumblr de Mediotic.

El cielo ya no mola

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«Puede que el sitio pareciera atractivo hace 2.000 años, pero comparado ahora con Miami, con las Islas Mauricio, con un fin de semana pagado en Las Vegas... La gente quiere sushi, champagne, masajes... ¡Eso es lo que funciona! ¡No un puñado de nubes!»

Los asesores de Dios intentan convencerle de que el cielo ya no es competitivo.

Viñeta de Wulffmorgenthaler.

Confirmado, Dios se retira

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Así que el mundo se termina la semana que viene. Visto en LOL god.

Ciencia a la imagen de Dios

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Steve Fuller



La teoría del Diseño Inteligente, esa última versión del creacionismo científico que desafía la ortodoxia darwiniana en biología, corre el riesgo de ser condenada como mala ciencia pero también como mala teología. Incluso, si esas acusaciones son correctas, la base de nuestra creencia en Dios pero también en la ciencia podría ser irracional. Como mínimo, el Diseño Inteligente sugiere que esas dos creencias son interdependientes. Al menos en eso estoy de acuerdo con ellos, y es la tesis principal de mi último libro, una defensa de la ciencia como «arte de vivir».

La formulación básica del Diseño Inteligente es que la biología es tecnología divina. En otras palabras, Dios es nada menos —y posiblemente nada más— que una versión infinitamente mejor del Homo Sapiens ideal, cuyas características distintivas como especie son el arte, la ciencia y la tecnología. Así, cuando los defensores del Diseño Inteligente proponen que una célula está tan inteligentemente diseñada como una trampa para ratones, lo están diciendo literalmente. La diferencia entre Dios y nosotros es simplemente que Dios es el ser en el que todas nuestras virtudes se concentran de forma perfecta, mientras que en nuestro caso esas virtudes están imperfectamente distribuidas entre los individuos.

Es fácil imaginar cómo esta forma de establecer nuestra relación con Dios va a resultar en disputas académicas, tal y como ha sucedido. Pero el punto básico que sigue siendo radical hoy en día es que lo divino y lo humano son comparables en muchos sentidos importantes. Sin importar la caída de Adán, seguimos siendo una creación «a la imagen y semejanza de Dios». De esta afirmación bíblica se concluye que podríamos ser capaces de desarrollar esas características que nos acercan más a Dios que el resto de los animales. Es la plantilla teológica sobre la que la idea secular de progreso fue forjada durante la revolución científica.

La idea es de un interés que va más allá del histórico, dado que los proyectos científicos que más han impactado en la humanidad presuponen lo que el filósofo Thomas Nagel ha llamado «la visión desde ninguna parte», o «la mente de Dios». Quiero incluir aquí no sólo los descubrimientos de Newton o Einstein que nos permiten comprender el universo en sólo una fracción de lo que jamás seremos capaces de experimentar, sino también la conceptualización de la historia natural mucho antes de que los humanos habitaran el planeta hecha por Charles Darwin. Desde un punto de vista estrictamente evolucionista, no está claro qué ventajas adaptativas hemos recibido de estos conocimientos, como especie cuyos miembros sobreviven apenas unos 75 años.

Por el contrario, la segunda guerra mundial —si no lo hizo ya la primera— demostró el nivel de riesgo global que estamos aceptando tolerar en nombre de la ciencia y la tecnología. Esa idea de fe aún no ha sido vencida. Hoy en día todo lo que pueda pasar por «anti ciencia», ya sean los movimientos New Age o el propio Diseño Inteligente, principalmente reflejan una falta de confianza en las autoridades científicas. No van más allá del hecho de que los primeros reformistas protestantes en realidad fuesen ateos. En todo caso, estos desarrollos —a los que yo llamo Protociencia— reflejan el cada vez mayor deseo de la gente de recuperar en sus manos el control de la ciencia, tal y como hizo la religión en los siglos XVI y XVII. En este contexto, la Internet toma el papel que ya ocupó la imprenta hace cinco siglos.

Mientras sigamos teniendo la sospecha de que la ciencia nos destruirá a nosotros y al planeta, de que investigamos la energía nuclear a pesar de la bomba atómica, o la genética a pesar del Holocausto, de que perseguimos una ciencia social a pesar de que nos lavará el cerebro y anulará nuestra voluntad, estaremos manejando un sentido residual de nuestra cercanía a Dios. De hecho la doctrina cristiana de la providencia, diseñada para asegurar nuestra perseverancia a pesar de las adversidades, es el modelo de esta curiosa y algunos dirían que fe ciega en la ciencia.

Ciertamente es un punto de vista que sólo tiene sentido si Dios está ahí para enseñarnos su obra en la naturaleza, tal y como los apoyos del Diseño Inteligente sugieren, y no si esa deidad es inescrutable o simplemente no existe, como afirman sus oponentes.

En este contexto, el propio Charles Darwin nos dio una lección instructiva. Creía al principio en un Diseño Inteligente, pero abandonó la idea al no poder explicarse las extinciones masivas, los evidentes fallos de diseño y en general cualquier evento monstruoso que se oponen a la idea de una deidad super inteligente, super bondadosa y todo poderosa como faro del progreso humano. Con esta certeza, Darwin se hizo cada vez más pesimista sobre la capacidad de la ciencia para mejorar la condición humana. En cada iniciativa política de base científica tomada en su momento —ya sean la eugenesia, la vivisección, o incluso la contracepción— Darwin tomó la posición más cautelosa, dudando de la eficacia última de esas políticas y alertando de los peligros del pensamiento único. Ya sea religioso o científico. O ambos.

Por supuesto, Darwin podría haber estado en lo cierto sobre esto, pero quizás la ciencia no tendría la importancia que ahora tiene de haber estado de acuerdo con él.

Visto en The Guardian.

La foto del Papa nunca antes publicada

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Antes de empezar a medrar en la Iglesia Católica, Joseph Ratzinger era feliz cultivando su propio huerto en los campos de su Baviera natal. Probablemente era mucho más feliz entonces. La foto es un hallazgo de Raúl Bastida.

La vida

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Dedicado a Laura.

El relativismo es relativo

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Es el problema con ciertos valores, que alcanzan mucho más allá de donde terminan los tuyos. Es una magnífica viñeta de Andrés Diplotti para La pulga snob.

Pixelando el mundo...

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Y al séptimo día, Dios instaló el Photoshop... Es una viñeta de Mel para Diario de Cádiz.

Cuando una infidelidad se te va de las manos

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Los chimpancés saben que van a morir

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Siempre he dicho que somos la única especie cuyos miembros saben que van a morir. No estoy seguro de que sea cierto, por supuesto, dado que alguien ha sugerido que algunos mamíferos, incluso sin tener una idea de su propia mortalidad, al menos entienden que la muerte es algo final y único.

Hace dos años, Natalie Angier de The New York Times escribió sobre este tema cuando le llamó la atención la muerte de un bebé gorila en Alemania cuya madre siguió transportando su cadáver durante días, rechazando entregárselo a sus cuidadores. Angier mencionó el trabajo de Karen McComb y sus colegas demostrando que los elefantes africanos cuidan con cariño los huesos de elefantes muertos e ignoran los de otras especies.

El último número de Current Biology incluye dos notas tanatológicas —tanatología es el estudio científico de la muerte— que sugieren que los chimpancés, nuestros parientes más cercanos, perciben la muerte como algo único. La primera, de Dora Biro et al. se titula directamente Chimpanzee mothers at Bossou, Guinea carry the mummified remains of their dead infants. Los autores informan de que en 2003 una enfermedad respiratoria mató varios chimpancés en una colonia en libertad en Bossou. Dos de los muertos eran niños de 1,2 y 2,6 años de edad. En ambos casos sus madres continuaron transportando el cuerpo de sus hijos muertos durante semanas a pesar de la putrefacción. Las madres continuaron tratando los cuerpos —que eventualmente momificaron— con cariño, cuidándolos y espantando las moscas, así como transportándolos de forma única, abrazando los brazos de los niños muertos entre la cabeza y los hombros de la madre.

Los autores especulan con que las madres sabían que sus hijos estaban muertos:


«Una obvia y fascinante pregunta se refiere al hecho de que Jire y Vuavua entendían que su descendencia había fallecido. En ciertas formas seguían tratando a sus cadáveres como a niños vivos, particularmente en los primeros días tras su muerte. Sin embargo llegaban a entender que los cuerpos estaban inanimados, consecuentemente adoptando técnicas de transporte que normalmente nunca emplean con su descencencia saludable —aunque también se sabe las madres de jóvenes con discapacidades responden adecuadamente—.»


No estoy seguro de que transportar los cadáveres de forma peculiar implique un entendimiento de la muerte, puede que simplemente sea la mejor forma de tratar un cuerpo inanimado que además no huele bien. Pero la cuestión es intrigante.

El segundo informe, Pan thanatology, describe el comportamiento de un grupo de chimpancés cautivos con uno de sus miembros, una hembra de 50 años de edad llamada Pansy que murió pacíficamente. Tras describir su comportamiento, los autores reiteran paralelismos con el comportamiento humano:


«Durante los últimos días de Pansy todos fueron amables y atentos con ella, y alteraron sus acuerdos de anidamiento —respeto, cuidado, anticipación—. Cuando Pansy murió parecían estar buscando signos de vida inspeccionando cuidadosamente su boca y manipulando sus miembros —buscando pulso o respiración—. Poco después el macho adulto atacó a la hembra fallecida, probablemente intentando reanimarla —un intento de resucitación—. Estos ataques podrían también expresar ira o frustración —negación, sentimiento de ira contra la muerte—. La hija adulta permaneció velando el cadáver de la madre durante la noche, mientras que Blossom atendió a Chippy —su hijo— durante gran tiempo —consuelo, apoyo social—. Los tres chimpancés cambiaron de postura frecuentemente durante la noche —sueño inquieto—. A la mañana siguiente eliminaron la paja del cuerpo de Pansy —limpiendo el cadáver— y durante semanas después del fallecimiento permanecieron calmados, letárgicos, comiendo menos de lo normal —profunda pena, luto—. Evitaron dormir en su sitio habitual durante algunos días —dejando intactos objetos y lugares asociados con el muerto—.»


Me resulta antropomórfico pero no excede los límites de la especulación informada. De hecho la BBC informó de que los chimpancés sienten la muerte como los humanos y por supuesto al menos lo parece. El enlace de la BBC incluye un vídeo de la muerte que desafortunadamente no es accesible desde otros lugares. Si no se dispone de un ejemplar de Current Biology, pueden verse los dos vídeos aquí, incluyendo al macho atacando el cuerpo de Pansy. ACTUALIZACIÓN: Los vídeos están ya en YouTube y han sido incluidos debajo.





Lo que pierde el titular de la BBC es el hecho ineludible de que incluso si observamos en otras especies comportamientos similares a los nuestros, nunca entenderemos qué sucede en la consciencia de los chimpancés. ¿Están realmente apenados? No lo sabremos hasta que enseñemos a los chimpancés a comunicarse en una forma sofisticada con los humanos o, más fácilmente pero menos útil, observemos similaridades en la actividad cerebral evocada cuando sucede una muerte.

Aunque para muchos ateos nuestro conocimiento de la muerte es una bendición que nos hace darnos cuenta de lo efímero de la vida y de que deberíamos vivirla al máximo, yo lo veo como una maldición. Hace falta una buena dosis de coraje para encarar el hecho de que algún día perderemos todo lo que tenemos. Pocos de nosotros nos igualamos a Socrates en lo de aceptar nuestra mortalidad de forma ecuánime. Sí, nuestra consciencia se pierde cuando morimos y sí, no agonizamos sobre nuestra ausencia de la escena antes de haber nacido. Pero yo elegiría ser inmortal. O al menos piadosamente ignorante de mi finitud.

Visto en Why Evolution is True vía The Richard Dawkins Foundation.

Señoras que fueron chica ye-ye y ahora tienen hijos ni-ni

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India no tiene nada que agradecerle a Teresa de Calcuta

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Eduardo Robredo

Nadie como el misionero simboliza el valor del humanismo heroico, del altruísmo indiscutible basado en las convicciones místicas, opuesto con frecuencia a la brutalidad y la inhumanidad de los conquistadores, los colonizadores, los capitalistas. Y nadie como Agnes Gonxha Bojaxhi —«Teresa de Calcuta», beatificada en 2003— para reunir el entusiasmo por la santidad, incluso entre las personalidades «laicas» occidentales. El aura de beatitud es tan poderosa que cualquier insinuación crítica parece casi tabú.

Pero en la misma India no todos comparten el fervor. Sanal Edamaruku —presidente de la Indian Rationalist Association; una asociación escéptica y racionalista con más de 100.000 afiliados— se queja, en la línea de Christopher Hitchens, de que Madre Teresa «ha dado un mal nombre a Calcuta, pintando a la bella metropolis india, interesante, vialista y culturamente rica, con los colores de la suciedad, la miseria, la desesperanza y la muerte.»

La realidad es, sin embargo escandalosa. En las casas pequeñas, superpobladas y primitivas, muchos pacientes tienen que compartir la cama con otros. Aunque hay muchos que sufren tuberculosis, SIDA y otras enfermedades muy contagiosas, la higiene no preocupa. Los pacientes son tratados con buenas palabras y medicinas insuficientes —y a menudo caducadas—, aplicadas con viejas agujas, lavadas en agua turbia. Se pueden escuchar los gritos de la gente con terribles heridas abiertas sin que su dolor sea aliviado. De acuerdo con los principios, los analgésicos fuertes no se suministran ni en los casos más graves. Según la extraña filosofía de la Madre Teresa, «partitipar en los sufrimientos de Cristo es el regalo más hermoso que puede recibir una persona». En una ocasión intentó tranquilizar a un paciente que sufría a gritos de este modo: «Estás sufriendo; esto significa que Jesús te está besando». El hombre enfureció y respondió gritando: «Entonces cuenta a tu Jesús que deje de besarme».

STOP The Missionaries of Charity aporta más información desde su grupo en Facebook. Este es el aspecto que presentaría, de acuerdo con esta página web, la «casa de los moribundos» dirigida por misioneros en Calcuta, una asociación que recibe millones de dólares cada año:



Visto en La revolución naturalista.

Cruz y ficción

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A la ONU se la suda África

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Es sólo una malvada ilusión óptica. Pero el efecto es devastador. Visto en el Tumbrl de Mediotic.

El rap de los Nuevos Ateos

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Richard Dawkins es el nuevo Timbaland. ¡O el nuevo Jordi Hurtado! Visto en el canal de AndreMijail en YouTube.